jueves, 24 de enero de 2019

QUIEN FUE DIEGO JOSE ABAD

Diego José Abad, nadie es profeta en su tierra José Luis Ceja Guerra Domingo 11 de Septiembre de 2016 A- A A+ Jiquilpan, Michoacán.- Contra esquina de la que fuera la casa del ex presidente Anastasio Bustamante y casi frente a una de las entradas de la zonerancia de la ciudad, el busto del jesuita Diego José Abad, desconocido por la mayoría de sus coterráneos, observa impasible el paso de los años a unas semanas de conmemorarse un aniversario más de su muerte en el destierro. El poema que colocó a Diego José Abad en la inmortalidad de la literatura, “De Deo heroica”, fue editado en Venecia bajo la autoría de Jacobi Josephi Labbe Selenopolitani 









José Luis Ceja Guerra) Pletórica de personajes ilustres en cada pasaje importante de la historia nacional, la ciudad de Jiquilpan, a veces sin saberlo, gusta de ejercer una memoria selectiva para quienes considera como sus hijos pródigos y a quiénes sí y a quiénes no recordar durante las conmemoraciones cívicas locales y quizá el más claro de los ejemplos es el desdén general para con el ex presidente Anastasio Bustamante, al que varias administraciones municipales le han negado incluso una calle para recordarlo. Caso similar, aunque con menos dramatismo, es el del “ínclito poeta, gloria de México”, Diego José Abad, muerto el 30 de septiembre de 1779 y sepultado el 1º de octubre en la Parroquia de Santa María Mascarella, en Bolonia. Sobre Diego José Abad se han escrito ensayos y tesis, sin embargo pocos son los jiquilpenses que pudieran dar siquiera un esbozo de quién fue y por qué es reconocido como uno de los poetas más exquisitos que dio el Nuevo Mundo. Quizá uno de los textos más conocidos por los jiquilpenses para acercarse a Diego José Abad es el de Breve y prosaica semblanza del sabio poeta Diego José Abad, de Álvaro Ochoa Serrano, presentado durante las XXXVII Jornadas de Historia de Occidente. De acuerdo con este texto, el padre de Diego José Abad administraba en esta región unos ranchos de los jesuitas que, señala el autor, fue un factor determinante para que a la edad de catorce años, Diego José se incorporara a la Compañía de Jesús. Durante el trascurso de su vida dentro de la Compañía de Jesús y atendiendo las obligaciones de su orden, sus “pensamientos más profundos “le llevaban a preparar en latín clásico el borrador de su poema “Heroico” cita Ochoa Serrano. “Abad realizaba menesteres de la inteligencia y quehaceres del seminario cuando la noche del 25 de junio de 1767 inesperadamente recibió la orden perentoria de expulsión dada a toda la Compañía de Jesús por el rey Carlos III. “En el mismo tono el marqués de Croix, virrey de la Nueva España, sentenciaría tras de ejecutar en sigilo la orden y de sofocar algunas rebeliones en San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán”. El 19 de noviembre Abad abordó la fragata Juno para para abandonar para siempre su patria; ya en el destierro, Diego José Abad volvió al trabajo intelectual, “pero bajo condiciones inclementes a causa del Breve de Clemente XIV en 1773 quien, presionado, disolvía la Compañía de Jesús”. Finalmente el poema que colocó a Diego José Abad en la inmortalidad de la literatura, “De Deo heroica”, fue editado en Venecia bajo la autoría de Jacobi Josephi Labbe Selenopolitani (Diego José Abad, El Habitante de la Ciudad de la Luna).

Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-n10543
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