JOSÉ (HIJO DE JACOB) Y SUS HERMANOS
Jacob, padre de José (el soñador), a quién Dios le cambia el
nombre a Israel, es el heredero de la promesa de Dios. Tuvo 12 hijos: Rubén,
Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, José y
Benjamín, el menor.
Jacob se instala en las tierras donde peregrinó su padre Isaac, la
tierra de Canaán.
La historia de José empieza: Israel amaba a José más que a todos
sus otros hijos, por ser hijo de su ancianidad, y le hizo una hermosa túnica.
Sus hermanos lo odiaban porque su padre lo amaba más que a ellos,
y no podían hablarle amistosamente.
Esta hermosa historia está en el Génesis 37, 50, es de sobra
conocida, en donde la figura de José, es una
prefigura de Cristo.
Es una historia de traición, amor y perdón. José perdona a sus
hermanos incondicionalmente.
José fue traicionado y vendido por sus hermanos, por veinte
monedas de plata. Es entregado y enviado a la cárcel sin ser juzgado. Estando
allí, llegó a ser el Regente de Egipto, el pueblo más poderoso que se conocía,
todo con la ayuda de Dios.
Con su subida al poder, salva a sus hermanos del hambre física,
cómo Cristo nos salvó, dándonos el pan de la Eucaristía.
Concede el perdón, es rico y generoso, dándole a sus hermanos un
lugar en la tierra más poderosa y fuerte, manteniéndolos unidos, de la misma
manera como Cristo nos llevará a su Reino, sí estamos arrepentidos.
En esta historia de amor y perdón, José halla gracia a los ojos de
Dios, que lo salva de la maldad de los que lo rodean.
Los 12 hijos de Jacob, forman las 12 tribus de Israel, y son los
encargados de mantener viva la tradición de la Promesa hecha a Abraham y de la
religión del único Dios verdadero. Son el pueblo elegido que entre extranjeros
se mantenían unidos, conservando sus tradiciones, y el culto de sus padres al
Único Dios verdadero.
Yavé en sus designios, los mantiene juntos, no se dispersan por
los confines de la tierra. Es un pueblo que se mantiene con una clara
conciencia de un destino común.
José supo perdonar con alegría a sus hermanos porque sabía
interpretar la voluntad de Dios en todo lo que le sucedía. Sabía que Dios
permitió que lo vendieran para que él pudiera ayudar al pueblo de Israel, era
necesario que José llegara a Egipto para que Dios salvara del hambre a su
Pueblo.
Nosotros debemos estar atentos a todo lo que nos sucede cada día,
para saber lo que Dios quiere de nosotros.
Preguntas para reflexionar:
·
¿De quién eran hijos Esaú y Jacob?
·
¿Cuál es nuestra herencia?
·
¿Siempre escogemos las cosas de
mayor valor?
·
¿Qué perdemos si hacemos caso al
demonio y cometemos pecado?
·
¿Cómo podemos recuperar nuestra
herencia, si hemos pecado?
·
¿Qué fue lo que recibió José de
Dios?
·
¿Para qué nos da Dios diferentes
dones a cada uno?
·
¿Qué sentían los hermanos de José
hacia él?
·
¿Qué virtud nos hace reconocer como somos, sin presunción o
tristeza?
·
¿Qué nos enseña José?
Aplicación en la vida diaria:
·
Estar atentos para no cambiar cosas
que valen la pena por otras que valen menos.
·
Confesarse para estar en gracia de Dios.
·
Aprovechar los dones que Dios nos
ha dado para ayudar a los demás.
Actividades sugeridas:
Representar la parábola del Hijo Pródigo.
·
Poner en diferentes posters
enseñanzas que se reciben a través de los papás, los maestros, los ancianos,
los sacerdotes, con el fin de hacer ver que Dios nos enseña por medio de otras
personas.
·
Escribir los pasos que debemos
seguir para mantener nuestra herencia.
Lecturas de apoyo:
·
Catecismo de la Iglesia Católica
num. 312: 299; 735; 1222.
·
Gen. 45, 8, 50, 20.
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