martes, 22 de enero de 2019

EL PADRE DE LA FE: ABRAN - ABRAHAM


TEMA 9:  ABRAHAM, EL PADRE EN LA FE 
Objetivo doctrinal:
Explicar porque llamamos a ABRAHAM, “Nuestro Padre en la Fe”, y el inicio de la Historia de la Salvación.
Objetivo vivencial:
Tener confianza en el amor de Dios, estando atentos a la presencia de Él en nuestra vida, pidiendo siempre por nuestra fe para aceptar las pruebas que permite a lo largo de nuestra vida, pensando que siempre nos pide algo bueno para nuestra vida.

 

Enlace:
Comenzar la sesión haciendo un acto de fe. En el Bautismo recibimos como un don gratuito y personal de Dios las tres virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad. La fe, la primera de las tres virtudes teologales, es aquella por la cual creemos en la existencia de Dios, a pesar de no poderlo ver. Es aceptar lo que Él nos dice por medio de la Revelación, aunque no se entienda humanamente. Es la aceptación de la palabra de Dios. Es una respuesta libre al don de Dios. Hay que irla desarrollando a través de la vida, se necesita cultivarla y traducirla en obras.
Abraham tuvo fe en Dios a pesar de todas las pruebas que le puso.
Nosotros somos herederos de las promesas que Dios le hizo a Abraham y todas las condiciones de amor y fidelidad que Dios pidió a Abraham, son válidas para los hombres de todos los tiempos.
Dinámica:
·        ¿Por qué llamamos a Abraham, Nuestro Padre en la Fe?
·        ¿Había oído ya la Historia de Abraham?
·        ¿En las obligaciones que adquirimos como hijos de Dios y herederos de la promesa hecha a Abraham, considero que hay alguna con la que no estoy de acuerdo?
·        ¿Se hace alguna cita en el Evangelio de Nuestro Padre Abraham, es decir, se refiere alguna vez a él Jesús?
Puntos doctrinales a desarrollar:
“Yavé dijo a Abram: Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti serán benditas todas las razas de la tierra” (Gen. 12, 1-3).
Con estas palabras, unos 1800 años antes de Cristo, empieza la Historia de la Salvación. DEJA, ANDA, HARÉ DE TI. Son las etapas fundamentales de una vida auténticamente religiosa.

Para empezar el camino hacia Dios, es necesario dejar algo.
Caso por caso, Dios irá manifestando su voluntad. En el caso de Abram, Dios quiso que dejara su tierra y sus parientes, es decir, todas sus seguridades humanas, para depender solamente Él.
Es lo que hizo Abram. Tenía unos 75 años de edad, con una buena posición económica y social. Pero lo dejó todo para salir hacia una tierra desconocida (Gen. 1, 4).
Es maravillosa la fe de Abram, que vivía en medio de los cananeos, una tribu idólatra, pero guardaba en su corazón las enseñanzas de su padre, creyendo con gran fe en el Dios único; que cuando le pide Yavhé la primera prueba, no duda y siendo un hombre rico, deja sus tierras, su familia y a la gente de su raza, se va con su mujer, su sobrino Lot, sus sirvientes y ganado en dirección totalmente desconocida, a la tierra que Dios le mostraría. Vivirá caminando, siguiendo las indicaciones de Yavhé, con la esperanza de ver cumplidos en él, los designios que le fueron prometidos, sin dudar nunca de la Promesa de Yavhé.
Para Abram no hay dudas, él cree que en él se han de cumplir las promesas de Dios, y aún cuando tiene 99 años y su mujer 90, y además estéril, tiene fe en que Dios encontrará la manera de pasar por alto la esterilidad de su mujer, para que su descendencia sea tan grande como las estrellas del cielo.

Yavhé le dijo: “He aquí mi pacto contigo: Serás Padre de una muchedumbre de Pueblos y ya no te llamarás ABRAM, sino ABRAHAM, porque yo te haré Padre de una muchedumbre de pueblos” (Gen. 17, 4).
Cuando Dios hace este pacto con Abraham, podemos ver tres cosas:
·        Dios cambia el nombre de Abram, como siempre hacía con las personas que tenían una misión especial.
·        El pueblo que le ofrece, no es su familia.
·        Nuestra vocación de cristianos tiene sus raíces en el llamado (vocación de Abraham).


Hace con él la Primera Promesa, por eso decimos que aquí empieza la Historia de la Salvación.
El cambio de nombre es muy significativo, es nombrar al Padre, que comenzará un gran pueblo, es la alianza de Dios con el hombre. Abraham, ya no puede ser el mismo, Dios lo ha llamado y por la fe, será Padre de muchos pueblos y esto quiere decir Abraham.
Dios hace a Abraham el padre, encargado de vigilar que se cumpla su voluntad en la tierra, él será el medio por el cuál Dios va a poder salvar al hombre. Si el hombre no conoce a Dios, si no sabe que está destinado a ir hacia Él, cómo va entender el camino y desean la salvación.
Jesús dice a los judíos: “Abraham, vuestro padre, se regocijó de gozo, pensando en ver mi día, y lo vio y se alegró” (Jn. 8, 56).
Abraham será el primer pastor, que a través de esta Alianza hará que los hombres que estén dispuesto a permanecer en Dios, amarlo y obedecerlo, se salven.
El hombre estaba apartado de Dios, pero Dios no se apartó del hombre; lo había creado para Él y vería la forma de llevarlo suavemente hacia Él. Abraham intuye a Dios, Dios lo ilumina, le da la fe para que pueda creer y confiar en Él.
Abraham tenía la certeza en su conciencia del Dios Único, transmitido de generación en generación, de padre a hijos, ya que no había memoria escrita en esa época. El Espíritu Santo mantenía viva con su gracia la tradición oral. Dios al ver la apertura de su corazón le pudo hablar, y él escuchó su llamada.
Por haber creído contra toda esperanza, Abraham se convierte en amigo de Dios y Dios hace un pacto con él, sellado con la sangre de algunos animales (Gen. 15, 7-18).
No teniendo hijos Abraham, Sara, su esposa, le dio su esclava Agar, con la que tuvo un hijo llamado Ismael, el cual también sería padre de un gran pueblo. Por fin teniendo Abraham 100 años, y su mujer 90, nace Isaac, y Abraham se lo ofrece a Dios.
Abraham circuncida a los ocho días a su hijo, según las instrucciones de Yavé (Gen. 21, 4).Cuando Isaac era todavía pequeño, Dios para probar la fuerza de su fe, le pide que sacrifique a su hijo. Abraham no duda, pues tiene la promesa de Dios, en su corazón, no se pregunta cómo será padre de una descendencia numerosa, sólo confía en el Señor. Amaba a Isaac, pero sobre todas las cosas amaba a Dios. Pero en el momento del sacrificio, un ángel paró el brazo de Abraham y Dios lo llenó de bendiciones por haber creído. Bendiciones que nos alcanzan a todos los creyentes de la tierra y en tu posteridad serán benditas todas las naciones de la tierra por haberme obedecido.
Tener fe en Dios quiere decir tener confianza en Dios, fides en latín quiere decir confianza, no hay que confundir fe con sentimiento. Sara vive 127 años y Abraham 165 y “...muere en senectud buena, anciano, lleno de días, y fue a reunirse con su pueblo...” (Gen. 25, 7).




OBLIGACIONES DE ABRAHAM Y SUS DESCENDIENTES
DERIVADAS DE LA ALIANZA
1.     LA FE que lo hace justo o grato a los ojos de Dios.
2.     EL MONOTEÍSMO por el cual se obliga de generación en generación a adorar y reconocer solamente a Yavé.
3.     LA GUARDA DEL PACTO, teniendo como signo externo la circuncisión, símbolo del bautismo.
4.     LA OBEDIENCIA Y SANTIDAD, que obliga a ser santo como Dios.
CONSECUENCIA DE LA ALIANZA DE DIOS CON ABRAHAM

1.    La consecuencia fue el regreso a una época de intimidad con Dios, perdida en el Paraíso. Una familiaridad íntima entre Dios y el “amigo de Dios” Abraham, la cual heredamos.
2.     Abraham es llamado “Nuestro Padre en la Fe” pues a pesar de la esterilidad de Sara y el mandato divino de sacrificar a Isaac, cree y espera en la promesa de Dios. La fe de Abraham, además de ser un ejemplo y un modelo, es la fuente de donde brota el Pueblo de Dios (Rom. 4, 18-22).
3.     Al morir Abraham, Dios renueva sus promesas con Isaac y luego con Jacob.

Preguntas para reflexionar:
·        ¿Estoy consciente de que el amor de Dios, exige de mi dejar algo?
·        ¿En la Historia de Abraham saco algunas reflexiones para mi vida diaria?
·        ¿Cómo se transmitía la historia en los primeros tiempos?
·        ¿Por qué se dice que con Abraham empieza la Historia de la Salvación?
·        ¿Es mi fe semejante a la de Abraham, o necesito desarrollarla más?
Aplicación en la vida diaria:
Pedir a Dios que me conceda el don de la fe y trabajar en lo personal para acrecentarla.
Actividades sugeridas:
·        Leer la Teofanía de Mambré (Gen.18, 1-10). Hacer ver que aunque son tres señores, Abraham habla como si fuera uno solo, prefiguración de la Santísima Trinidad.
·        Hacer cartelones con los momentos más importantes de la vida de Abraham.
Lecturas de apoyo:
·        Catecismo de la Iglesia Católica num. 59 ss; 144; 705 ss: 1221-1222.
·        Gen 12; 13;14; 15;16, 17; 21;22; 25.

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