Si el civismo se preocupa por las relaciones entre las personas, entonces no puede dejar de tratar el instrumento primero de la comunicación: el lenguaje. La palabra hace posible el entendimiento mutuo, la convivencia, el intercambio, la comunicación y la solución pacifica de los conflictos.
EL VALOR DE LA PALABRA
Desde tiempos muy antiguos, la humanidad ha tenido una conciencia clara del enorme potencial de la palabra, capaz de echar las bases fiables de la convivencia humana, aunque capaz también de destruirlas.
La fuerza de la palabra se concebía a menudo en términos que hoy consideramos mágicos: se le atribuía una voluntad propia, independiente del sujeto que hablaba. en el conocimiento mágico primitivo se creía que la palabra puede influir de manera directa sobre el mundo.
Decir la verdad ha sido siempre el fundamento de la convivencia, el sentido mismo de la comunicación. Con un filosofo moderno, Immanuel Kant, podemos decir mas incluso: la verdad hay que decirla no por miedo al castigo, o porque puedan descubrirnos, sino por la razón misma.
Si hablamos es para comunicar algo, y si lo que decimos es mentira, entonces no comunicamos nada. La mentira despoja de todo sentido al lenguaje y la comunicación.
Immanuel Kant fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Fue el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. |
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