lunes, 3 de septiembre de 2018

CARLOS MARX



EL PROLETARIADO Y SUS ORGANIZACIONES
 (CARLOS MARX) 


Se entiende por movimiento obrero, el movimiento histórico a través del cual, durante los últimos ciento cincuenta años la masa de los trabajadores asalariados se ha organizado para resistir la explotación patronal, mejorar sus condiciones de existencia y tratar de destruir el propio modo de producción capitalista. Para comprender primero se debe recordar la definición que Marx da sobre el proletariado y es, el conjunto de individuos obligados para vivir a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas, propietarios de los instrumentos de producción y de engendrar la producción de la plusvalía del capital; la coacción que pesa sobre el proletariado es una coacción económica.
El proletariado no se define esencialmente ni por el ejercicio del trabajo manual ni por la miseria, pero se ha comprobado que estaba integrado por trabajadores manuales de la industria y asumidos en una miseria extrema y, lo que defiende el proletariado es la condición salarial.  La clase de los asariados sigue, sometida a la coacción económica, generadora de la plusvalía del capital a partir de su plustrabajo y completamente excluida de la dirección y del control del proceso de producción y del conjunto de la vida social. La formación de la clase proletaria, es una consecuencia de las victorias obtenidas por la burguesía sobre la nobleza, heredera de la antigua clase de los señores feudales.
El capitalismo aparece en su forma mercante, luego se vuelve manufacturero y, por último, gracias al empleo generalizado de las maquinas, se transforma en capitalismo industrial. El capitalismo manufacturero va acompañado por la formación de una clase de obreros que se distingue progresivamente de la de los artesanos. Marx ha descrito al proletariado naciente como un producto de la descompensación de diversas clases: la de los campesinos pobres, la de los campesinos medios, la de los artesanos de las antiguas cooperaciones y, por último la de los pequeños burgueses arruinados y obligados a adoptar la condición salarial. Constituyen una masa miserable excluida de todas ventajas sociales y de la propia sociedad burguesa.





Lo interesante es saber cómo el propio proletariado ha reaccionado a las condiciones de explotación y de miseria que le habían impuesto. Entre 1810 y 1830 aparecen, sobre todo en Inglaterra y en Francia las primeras sociedades de socorro mutuo entre los obreros de las fábricas. Se trata de acciones de solidaridad mutua en circunstancias penosas: las enfermedades, las perdidas temporales de empleo, la instalación en un empleo nuevo; así puede decirse que las mutualidades han sido la primera forma de autodefensa del proletariado. Se organizaron las primeras cooperativas obreras como una forma de defensa económica obvia del proletariado y  aún experiencia de auto-organización.
Los trabajadores que a ellas se han adherido aprenden allí el uso de la organización y descubre la eficacia de la solidaridad organizada, allí se sitúa la preparación del porvenir para un proletariado cuya explotación despiadada no es limitada por ninguna disposición legal. Entre 1830 y 1848, los trabajadores tuvieron acceso a un nivel superior de su organización de clases por la creación de sus primeros sindicatos y de sus primeros partidos políticos.
Las crisis cíclicas de sobreproducción de 1825 – 1830 y de 1835 – 1837 se traducen, para cierto número de asalariados en el ingreso al desempleo. A través de esas crisis, el patrón organiza la competencia entre los trabajadores con el fin de mantener en lo más bajo los salarios de quienes emplean, amenazándolos con reemplazarlos por desempleados. Esto es lo que Marx analizará como “ejercito de reserva del capital”.
El sindicato aparece como un medio, para los proletariados de enfrentarse a los peligros de la situación; el sindicato se constituye, estableciendo un frente de clase contra la explotación capitalista, relacionada con la huelga, a la que recurren los obreros para mantener sus medios de existencia, la solidaridad que se organiza en los sindicatos es la mismo tiempo una acción de defensa propia y una acción ofensiva contra la clase capitalista. Los sindicatos y las organizaciones realizan actividades simultáneas, a través de las cuales el movimiento obrero se afirma históricamente, sobre todo en los años que precedieron a la explosión revolucionaria de 1848.

La diferencia entre esas dos formas es: el sindicato se implanta en la empresa, en relación de la lucha de clases y en el terreno mismos, mientas que las sociedades políticas se crean a partir de concepciones programáticas y sobre la base de encuentros y de discusiones entre obreros de diversos cuerpos de oficio, todos ellos salen de una masa de trabajadores miserables, víctimas de la forma moderna de esclavitud – el salariado-, ese movimiento histórico brota de la convergencia de los esfuerzos tendientes a transformar la masa proletariado en una clase revolucionaria organizada, es decir, consciente de sus intereses fundamentales, de sus objetivos y para llegar a la defensa de los primeros y la victoria de los segundos.


En 1836 se funda la Asociación de Trabajadores Londinenses que adopta, dos años después, un programa conocido con el nombre de Carta del Pueblo, combina las reivindicaciones obreras (la jornada de 10 horas) y la reivindicación democrática (el sufragio universal); y esto solo podría resultar de su auto-organización de clase. Una organización de emigrados políticos de la Europa central, fundada en París, en 1834 con el nombre de Liga de los Proscritos, son militantes obreros que se negaran a que su acción quede subordinada al movimiento democrático burgués y que estarán en busca de la independencia de clase para una organización que afirmaba cada vez más proletariado y revolucionaria.  En junio de 1847, un primer congreso al que las diferentes comunidades envían delegados transforma la organización en Liga de los Comunistas, Marx y Engels se unen a la liga y asumen la responsabilidad de dirigentes; relatan el Manifiesto del Partido Comunista, que será publicado en 1848.

Proudhon, de orígenes artesanales, se niega al ingreso del proletariado en la escena política y trata de mantenerlo en el terreno económico: de allí el reformismo inherente a su socialismo pequeñoburgués; en cambio Marx y Engels, no tienen origen obrero y consideran  que la lucha de clases del proletariado no puede alcanzar su objetivo histórico más que si se convierte en una lucha por el poder, por medio de la construcción del partido obrero revolucionario mundial.
La clase obrera no tiene ninguna otra categoría social a la que pueda explotar y solo tiene un arma: su organización como fuerza política revolucionaria capaz de destruir al Estado burgués y al sistema capitalista, y edificar una sociedad comunista. La orientación de la internacional, su estrategia y su táctica son definidas por los congresos de asociación. Estos congresos se celebraron efectivamente en Ginebra.
La historia de esos congresos ofrece cierto contraste: en los congresos, el enfrentamiento  de las tendencias que se reparten el movimiento obrero ocupa el frete del escenario; pero las  actividades del Consejo General donde siempre está presente Marx, revelan la preocupación por hacer prevalecer sobre las divergencias  la unidad y la independencia de clase del movimiento obrero internacional.
Marx escribió en el Manifiesto del Partido Comunista lo siguiente: La emancipación de la base obrera debe ser obra de los propios trabajadores. Como la emancipación del trabajo no es un problema local, ni nacional, sino social, abarca todos los países en que existe la sociedad moderna y para su solución necesita el concurso teórico y práctico de los seres más avanzados.
Ello significa que la revolución socialista no podría resultar de la actividad de “minorías activas”, ni de la propaganda de grupos intelectuales que se dirigieran a las masas pretendiendo, como se dice en nuestros días “concientizarlas”. La revolución socialista es un proceso histórico que viene y proviene de las propias masas especialmente del proletariado. La tarea de los partidos consiste no en mandar a los trabajadores, en ordenarles, pensar o hacer esto o aquello, sino en expresar el movimiento histórico de la clase de los trabajadores, en organizar o si se prefiere, facilitar su auto-organización en los diversos niveles hasta el nivel mundial.




Lo que Marx combate en el discurso, es el particularismo en el interior del proletariado de un país dado, ya sea local o nacional en el interior del proletariado internacional. Los enfrentamientos en los congresos no consistieron, en combates que opusieran los “autoritarios” a los “no autorizados”. Lo que estaba juego, residía en el trabajo de construcción del partido obrero revolucionario mundial.
El contraste de que hemos hablado entre los congresos internacionales en que las tendencias se enfrentan con violencia y en que sus partidarios se desgarran entre sí, exige ser más aclarado aun. Por una parte, la Asociación Internacional de los trabajadores es una federación de organización es políticas y sindicales muy diversas. Por tanto, a través de la heterogeneidad de  los grupos nacionales y locales, era inevitable que las ideologías diversas actuaran como fuerzas centrifugas.
El fin del decenio de 1860 se caracteriza por una agravación general de las contradicciones económicas, sociales y políticas en todos los países industrializados. Los trabajadores responden con una verdadera oleada de huelgas.
Durante ese mismo periodo, la acción de la internacional se intensifica y amplifica. El Consejo General organiza y coordina colectas de fondos para ayudar a los huelguistas.

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