EL PROLETARIADO Y SUS ORGANIZACIONES
Se entiende por movimiento obrero, el
movimiento histórico a través del cual, durante los últimos ciento cincuenta
años la masa de los trabajadores asalariados se ha organizado para resistir la explotación
patronal, mejorar sus condiciones de existencia y tratar de destruir el propio
modo de producción capitalista. Para comprender primero se debe recordar la
definición que Marx da sobre el proletariado y es, el conjunto de individuos
obligados para vivir a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas,
propietarios de los instrumentos de producción y de engendrar la producción de
la plusvalía del capital; la coacción que pesa sobre el proletariado es una
coacción económica.
El proletariado no se define esencialmente ni por el ejercicio del
trabajo manual ni por la miseria, pero se ha comprobado que estaba integrado
por trabajadores manuales de la industria y asumidos en una miseria extrema y,
lo que defiende el proletariado es la condición salarial. La clase
de los asariados sigue, sometida a la coacción económica, generadora de la
plusvalía del capital a partir de su plustrabajo y completamente excluida de la
dirección y del control del proceso de producción y del conjunto de la vida
social. La formación de la clase proletaria, es una consecuencia de las
victorias obtenidas por la burguesía sobre la nobleza, heredera de la antigua
clase de los señores feudales.
El capitalismo aparece en su forma mercante, luego se vuelve
manufacturero y, por último, gracias al empleo generalizado de las maquinas, se
transforma en capitalismo industrial. El capitalismo manufacturero va
acompañado por la formación de una clase de obreros que se distingue
progresivamente de la de los artesanos. Marx ha descrito al proletariado
naciente como un producto de la descompensación de diversas clases: la de los
campesinos pobres, la de los campesinos medios, la de los artesanos de las
antiguas cooperaciones y, por último la de los pequeños burgueses arruinados y
obligados a adoptar la condición salarial. Constituyen una masa miserable
excluida de todas ventajas sociales y de la propia sociedad burguesa.
Lo interesante es saber cómo el propio proletariado ha reaccionado a las
condiciones de explotación y de miseria que le habían impuesto. Entre 1810 y
1830 aparecen, sobre todo en Inglaterra y en Francia las primeras sociedades de
socorro mutuo entre los obreros de las fábricas. Se trata de acciones de
solidaridad mutua en circunstancias penosas: las enfermedades, las perdidas
temporales de empleo, la instalación en un empleo nuevo; así puede decirse que
las mutualidades han sido la primera forma de autodefensa del proletariado. Se
organizaron las primeras cooperativas obreras como una forma de defensa
económica obvia del proletariado y aún experiencia de
auto-organización.
Los trabajadores que a ellas se han adherido aprenden allí el uso de la
organización y descubre la eficacia de la solidaridad organizada, allí se sitúa
la preparación del porvenir para un proletariado cuya explotación despiadada no
es limitada por ninguna disposición legal. Entre 1830 y 1848, los trabajadores
tuvieron acceso a un nivel superior de su organización de clases por la creación
de sus primeros sindicatos y de sus primeros partidos políticos.
Las crisis cíclicas de sobreproducción de 1825 – 1830 y de 1835 – 1837
se traducen, para cierto número de asalariados en el ingreso al desempleo. A través
de esas crisis, el patrón organiza la competencia entre los trabajadores con el
fin de mantener en lo más bajo los salarios de quienes emplean, amenazándolos
con reemplazarlos por desempleados. Esto es lo que Marx analizará como
“ejercito de reserva del capital”.
El sindicato aparece como un medio, para los proletariados de
enfrentarse a los peligros de la situación; el sindicato se constituye,
estableciendo un frente de clase contra la explotación capitalista, relacionada
con la huelga, a la que recurren los obreros para mantener sus medios de
existencia, la solidaridad que se organiza en los sindicatos es la mismo tiempo
una acción de defensa propia y una acción ofensiva contra la clase capitalista.
Los sindicatos y las organizaciones realizan actividades simultáneas, a través
de las cuales el movimiento obrero se afirma históricamente, sobre todo en los
años que precedieron a la explosión revolucionaria de 1848.
La diferencia entre esas dos formas es: el sindicato se implanta en la
empresa, en relación de la lucha de clases y en el terreno mismos, mientas que
las sociedades políticas se crean a partir de concepciones programáticas y
sobre la base de encuentros y de discusiones entre obreros de diversos cuerpos
de oficio, todos ellos salen de una masa de trabajadores miserables, víctimas
de la forma moderna de esclavitud – el salariado-, ese movimiento histórico
brota de la convergencia de los esfuerzos tendientes a transformar la masa
proletariado en una clase revolucionaria organizada, es decir, consciente de
sus intereses fundamentales, de sus objetivos y para llegar a la defensa de los
primeros y la victoria de los segundos.
En 1836 se funda la Asociación de Trabajadores Londinenses que adopta,
dos años después, un programa conocido con el nombre de Carta del Pueblo, combina
las reivindicaciones obreras (la jornada de 10 horas) y la reivindicación
democrática (el sufragio universal); y esto solo podría resultar de su
auto-organización de clase. Una organización de emigrados políticos de la
Europa central, fundada en París, en 1834 con el nombre de Liga de los
Proscritos, son militantes obreros que se negaran a que su acción quede
subordinada al movimiento democrático burgués y que estarán en busca de la
independencia de clase para una organización que afirmaba cada vez más
proletariado y revolucionaria. En junio de 1847, un primer congreso
al que las diferentes comunidades envían delegados transforma la organización
en Liga de los Comunistas, Marx y Engels se unen a la liga y asumen la
responsabilidad de dirigentes; relatan el Manifiesto del Partido Comunista, que
será publicado en 1848.
Proudhon, de orígenes artesanales, se niega al ingreso del proletariado
en la escena política y trata de mantenerlo en el terreno económico: de allí el
reformismo inherente a su socialismo pequeñoburgués; en cambio Marx y Engels,
no tienen origen obrero y consideran que la lucha de clases del
proletariado no puede alcanzar su objetivo histórico más que si se convierte en
una lucha por el poder, por medio de la construcción del partido obrero
revolucionario mundial.
La clase obrera no tiene ninguna otra categoría social a la que pueda
explotar y solo tiene un arma: su organización como fuerza política
revolucionaria capaz de destruir al Estado burgués y al sistema capitalista, y
edificar una sociedad comunista. La orientación de la internacional, su
estrategia y su táctica son definidas por los congresos de asociación. Estos
congresos se celebraron efectivamente en Ginebra.
La historia de esos congresos ofrece cierto contraste: en los congresos,
el enfrentamiento de las tendencias que se reparten el movimiento
obrero ocupa el frete del escenario; pero las actividades del
Consejo General donde siempre está presente Marx, revelan la preocupación por
hacer prevalecer sobre las divergencias la unidad y la independencia
de clase del movimiento obrero internacional.
Marx escribió en el Manifiesto del Partido Comunista lo siguiente: La
emancipación de la base obrera debe ser obra de los propios trabajadores. Como
la emancipación del trabajo no es un problema local, ni nacional, sino social,
abarca todos los países en que existe la sociedad moderna y para su solución
necesita el concurso teórico y práctico de los seres más avanzados.
Ello significa que la revolución socialista no podría resultar de la
actividad de “minorías activas”, ni de la propaganda de grupos intelectuales
que se dirigieran a las masas pretendiendo, como se dice en nuestros días
“concientizarlas”. La revolución socialista es un proceso histórico que viene y
proviene de las propias masas especialmente del proletariado. La tarea de los
partidos consiste no en mandar a los trabajadores, en ordenarles, pensar o
hacer esto o aquello, sino en expresar el movimiento histórico de la clase de
los trabajadores, en organizar o si se prefiere, facilitar su auto-organización
en los diversos niveles hasta el nivel mundial.
Lo que Marx combate en el discurso, es el particularismo en el interior
del proletariado de un país dado, ya sea local o nacional en el interior del
proletariado internacional. Los enfrentamientos en los congresos no
consistieron, en combates que opusieran los “autoritarios” a los “no
autorizados”. Lo que estaba juego, residía en el trabajo de construcción del
partido obrero revolucionario mundial.
El contraste de que hemos hablado entre los congresos internacionales en
que las tendencias se enfrentan con violencia y en que sus partidarios se
desgarran entre sí, exige ser más aclarado aun. Por una parte, la Asociación
Internacional de los trabajadores es una federación de organización es políticas
y sindicales muy diversas. Por tanto, a través de la heterogeneidad
de los grupos nacionales y locales, era inevitable que las
ideologías diversas actuaran como fuerzas centrifugas.
El fin del decenio de 1860 se caracteriza por una agravación general de
las contradicciones económicas, sociales y políticas en todos los países
industrializados. Los trabajadores responden con una verdadera oleada de
huelgas.
Durante ese mismo periodo, la acción de la internacional se intensifica
y amplifica. El Consejo General organiza y coordina colectas de fondos para
ayudar a los huelguistas.
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